
Para curarse, su “astrólogo de cabecera” le recomendó casarse con un perro callejero. La novia fue elegida por su propia familia, que la bañó y vistió para la ceremonia con el tradicional sari naranja y una guirnalda. El feliz acontecimiento tuvo lugar en Manamadurai, una localidad al sur de la India. Por grotesco que parezca, este tipo de ceremonias son bastante habituales en la India rural.
Los lugareños piensan que con gestos así podrán cambiar su suerte a mejor.
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