8:08 a. m.
Unknown
Lágrimas de dolor rodaban en el rostro de cada persona que ayer se encontraba en el humilde hogar donde fueron velados los restos de Jennifer Stephan, la adolescente que murió alcanzada por una bala perdida.
Entre lamentos, expresiones de rabia e impotencia, familiares y vecinos de la menor exigían justicia a las autoridades encargadas de poner el orden y velar por la seguridad de los ciudadanos.
La angustia de Manuel Stephan, padre de la pequeña de 12 años, era tan evidente que debió ser sedado para poder controlar la tristeza y el pesar que no encontró consuelo ante la muerte inesperada de su hija, quien al momento de la tragedia se encontraba conversando con su progenitor en la parte trasera de la casa, que da a un solar baldío.
Maneury, el hermano de 10 años de la menor malograda, sufría desmayos constantes con sólo pasar cerca del ataúd, por lo que requirió asistencia médica.Leer más...
Entre lamentos, expresiones de rabia e impotencia, familiares y vecinos de la menor exigían justicia a las autoridades encargadas de poner el orden y velar por la seguridad de los ciudadanos.
La angustia de Manuel Stephan, padre de la pequeña de 12 años, era tan evidente que debió ser sedado para poder controlar la tristeza y el pesar que no encontró consuelo ante la muerte inesperada de su hija, quien al momento de la tragedia se encontraba conversando con su progenitor en la parte trasera de la casa, que da a un solar baldío.
Maneury, el hermano de 10 años de la menor malograda, sufría desmayos constantes con sólo pasar cerca del ataúd, por lo que requirió asistencia médica.Leer más...
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