El chico de 18 años se rompió el cuello (se fracturó la quinta vertebra) y durante el segundo cuarto de un partido que disputó el pasado viernes, con tan buena fortuna que la rotura no le provocó ni una parálisis total o la muerte, que es lo que suele ocurrir con esta clase de roturas.
Trapp, que no se dio cuenta que se había roto el cuello,... ¡siguió jugando hasta el descanso y participó en dos jugadas más! En el vestuario empezó a sentir molestias, y al ser examinado por un médico se percató de la gravedad de su lesión.
Para la familia del joven jugador lo que le ha ocurrido a Spencer Trapp es un milagro.
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario